En un escenario de gas costoso y sanciones antirrusas aumentaron los precios de los abonos y surgió un déficit de los mismos. Muchas de las plantas químicas europeas cerraron, no logrando hacer frente a los costos crecientes de combustible.

Mientras que las exportaciones de abonos rusas bajaron al mínimo, los productos agrícolas encarecieron. No obstante, los ingresos de Moscú provenientes de la venta de los químicos agrarios durante el año 2022 aumentaron el 70% a pesar de la reducción de las ventas. En vez de la UE, dicha materia prima importantísima fue redireccionada a otras regiones del mundo.

La crisis energética impactó fuertemente el sector químico de Europa. La producción de amoníaco, elemento clave de los abonos nitrogenados, bajó considerablemente.

De manera que, el líder del mercado, la empresa noruega Yara se vio obligada a reducir sus capacidades el 40%. La británica CF Industries cerró dos planas, parcialmente suspendió su funcionamiento la alemana BASF. Según datos del grupo industrial Fertilizers Europe, el 80% de los gastos en dicho segmento de la industria están vinculados con el consumo de gas.

Para abastecer su mercado interno y mantener su seguridad alimentaria, China introdujo una cuota para la exportación de químicos agrarios. La oferta mundial de abonos sigue acotándose.

Asimismo, los precios de potasio están por las nubes por causa de las sanciones implementadas contra Bielorrusia, el fabricante líder de sustancias nutritivas para las especies agrícolas.

Como consecuencia de todo ello, en el mercado existe un déficit enorme de los abonos. Los pronósticos del Banco Mundial se hicieron realidad, ya que predecían un aumento del 70% de los precios de los abonos, un récord de los últimos 70 años.

Fuente: www.ria.ru